tag:blogger.com,1999:blog-62645846164371861412024-03-05T14:57:00.952-08:00makina nérveaalonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.comBlogger37125tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-78762838834432925052010-03-26T08:37:00.000-07:002010-03-26T08:49:58.497-07:00Regreso<div align="justify">Ahora bebo un mezcal. Solo en casa. He visto Bones. No quise cenar. Me ha dado pereza hacer la cena. Caminé por la colonia. Visité de nuevo la tienda en dónde atiende una alta y rubia mujer de ojos claros. La conocí cuando fui a buscar al cerrajero que tenía que abrir mi casa. Setenta pesos para utilizar un pasador y un alambre. Setenta pesos. Ella me ayudó a buscar al hombre. Cuando le dije gracias (un gracias de despedida) ella me respondió: “de nada, chico”. Ninguna mujer me había dicho chico. Un buen detalle. Nunca antes había probado un mezcal como este. Es fuego. Quema la garganta, la boca, la lengua. Siempre que llego a casa pongo música o prendo el televisor. Me siento una hora, sólo una hora para perderme del mundo.<br /></div><div align="justify">Hoy fue Alejandra al programa. Ella y yo fuimos pareja hace mucho tiempo. Nos queríamos mucho. Me ha dicho que me dejó porque siempre llevaba las cosas al extremo, al límite. Tiene razón. Ella no lo sabe pero en estos casi catorce años de no saber nada de ella hubo momentos precisos en los que la recordaba. Hay una calle de la ciudad que me hace recordarla. Carranza. Entonces yo manejaba un Volkswagen. Veníamos de recoger mi bajo y mi amplificador. Ese crucero sigue siendo enorme. Ella me dijo que me pasara el alto, que no fuera cobarde. Lo intenté; pero al final no quedó más que frenar, el colapso era inevitable. El bajo, el amplificador y el asiento trasero del auto golpearon nuestras cabezas. Nos orinamos de risa. Ese tipo de carcajadas que se comparten con el miedo. Nos besamos. Siempre nos besábamos. Aún recuerdo sus labios enormes como el mar, entre fríos y tersos, moluscos. Hoy caminamos como lo hacíamos antes de la prepa a mi casa: platicando sin parar, indignándonos por los problemas de siempre, riéndonos, siempre. Creo que la gente no cambia del todo, que los años sólo hacen conservar y validar manías, fantasmas, aficiones. La veo y sigue siendo la misma mujer poderosa, generosa e indiferente, como una niña juguetona, como un aliento al final de la calle. Sin embargo, y esto debo decirlo, se ríe menos que antes, quizá el humor sea lo único que desgasta el tiempo.<br /><br />Han pasado muchas cosas que ni siquiera intenté escribir. Puertas que se abrieron, puertas que están cerrando. Heridas que aún siguen vivas. Traiciones, amores imposibles, tormentas, obsesiones. A veces pienso, como hoy, que nunca debí divorciarme. Ahora pienso que mi manera de ver el mundo me ha llevado por caminos poco transitables, borrosos. Creo que sigo viendo la vida, mi vida, como una historia que debería ser digna de contarse; sin embargo, no hay nada en ella que pueda servir, ni por asomo, a una buena historia, a un relato. ¿De qué sirve vivir si todo se olvida, si todo pasa?<br /><br />Ayer comprendí que estoy lleno de odio y de rencor. Si no le tuviera miedo a la cárcel, tres o cuatro personas estarían tatuadas en mi espalda significando mi crimen. La soledad, al principio, es peor que el deseo de cocaína a mitad de la noche.<br /><br />No pretendo perdonar, ni ser perdonado. El refugio de los católicos es creer que hay un ser superior que se encarga de eso. Me gusta creer que eso le corresponde a ese ente. Yo no tengo por qué perdonar. A mí el rencor me ha servido para imaginar venganzas, planear una suitl, lenta y corrosiva venganza. El odio me impulsa a no dormir, a imaginar más y más historias, más y más canciones, más y más ideas, más y más salidas. Todo lo que he hecho está motivado por el rencor, por el odio que les tengo a las personas que me han lastimado, que han marcado, de mala manera, mis brazos con su veneno. Soy un refugio de veneno que tiende a destilarse lentamente cada noche frente a la computadora, acompañado de un mezcal, squirt y la fúnebre compañía de la música (ahora Nacho Umbert & la compañía).<br /><br />Hoy, sin dinero, sin un peso para tomar un camión para escapar; sin un centavo para comprar una cerveza fría que calme y colme este cuerpo disoluto, limitado a cuatro paredes, lastimado en lo más profundo del orgullo por una mujer que imaginé diferente. Tengo enfrente un sillón rojo. A mi diestra y a mi siniestra mis libros. Mi camioneta, lo único que me ha interesado comprar en mi vida, en Puebla completamente deshecha por el calor y la velocidad. Ahora, hoy mismo, en este instante en el que estoy sentado con mi mezcal a lado, con el silencio de la una treinta de la mañana, después de que hablé como si no hubiera pasado el tiempo con una mujer que adoré hace catorce años, siento que hay navajas como ojos mi alrededor. Recordar es caminar sobre cristales rotos. Ahora camino.<br /><br />Espero una llamada de Berenice. Una llamada que no llegará. Estará molesta, estará triste, no lo sé. Ayer me habló a media noche. Peleamos. Ella sí que es una niña maleducada y terrible. No quiso escucharme, el dinero, la camioneta, mi desolación, el amargo mezcal que me embrutecía. He decidido no hablarle nunca más, no contarle mis problemas, ¿para qué? He decidido que le hablaré cuando no tenga este revuelo constante en la cabeza: creo que eso nunca sucederá. Lo que me dijo Alejandra me intrigó: tú nunca has sido normal. A unos días de cumplir treinta años, he comenzado a creerlo. Por eso nunca, nunca he podido estar con alguien, mantener a alguien a mi lado. Ahora, en esta soledad, comienzo a entender por qué. No quiero, ni pretendo, tener a nadie a mi lado. No puedo y porque no puedo, he dejado de quererlo: “A mí me gusta el placer; pero si ese placer me cuesta trabajo, mejor me busco otro placer”. ¿Quién más que Moliere para decirlo? </div><div align="justify"><br />El teléfono no suena. Cuando uno comienza vivir solo, espera desesperadamente que alguien toque la puerta o llame. Que llegue a la casa y traiga cerveza o drogas, una buena charla que haga placentera la noche, que la haga pasar rápido. Acompañado, uno se entrega a la navegación del otro, a su respiración, a su ritmo de sueño, de sexo, es un diálogo entre las sábanas. Solo, uno tiende a beber y recordar, planear. Es una lástima que lo único que he aprendido es a envenenarme. De eso sí puedo estar orgulloso.<br /><br />Hoy no fue un día especial, como suelen ser todos los días. La diferencia es que fue Alejandra y platicamos. Vino a mi casa, charlamos y tomó un taxi para su casa. No hablamos de amores, ni de eso que suelen hablar los viejos enamorados que se encuentran. Le hablé a Laiza y su padre me contestó. Es una verdadera lástima que lo nuestro termine así, yo quiero ese dinero. Ella había ido al teatro. Compré diez pesos de jamón Vive (que es horrible), diez pesos de queso Oaxaca (nunca he sabido por qué se llama así), un Squirt de 600, unos delicados con filtro, dos panes (una hermosa concha que devoré con placer) y una leche de chocolate. Después vi Bones y, en un intento de disciplina, me puse a escribir un poco. Ahora, en esta etapa de mi vida, prefiero escribir por las mañanas. Debo decir que he terminado “Hombre solo en la ducha” y no me ha gustado el final. Lo dejaré descansar unos días y lo retomaré con más calma. Ahora tengo cuatro temas que me interesan para "Apuntes de Domingo" (es un título opcional): Un hombre que jugando a la ruleta rusa se dio un tiro en la cabeza en una boda rusa; las fiestas de zero shot que son orgías a las que asisten puro jovencitos y en las cuales uno de ellos es cero positivo (todos lo saben, lo único que no saben es quién es) y la protección es lo único prohibido. Los festejos de 100 años de Mendhelsson en Praga y las cuarenta y ocho horas de música sin parar: un hombre que va y escucha cuareta y ocho horas a Mendhelsson y la primera embajada japonesa que pisa tierras mexicanas en 1614 (aunque este tema será para otra colección de relatos). Para relajarme le escribo algo a Berenice, una especie de disculpa con referencia a las batallas más recordadas de la historia y esto, que, seguramente, será mi regreso al blog. No sé, quizá lo sea.<br /><br />Todo lo hago para contribuir al odio y para que la disciplina no se olvide que en esta colonia de interés social, hay alguien que en medio del silencio y la noche, intenta no morirse de hastío y pena. “Colorete y quitasueño”, la mejor canción de Nacho Umbert. Seguramente dormiré con tres poemas de Tedy López Mills. (ayer soñé con esos gusanos que comen cadáveres ¿qué será?)<br /> </div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-64785082344130350092009-08-04T18:07:00.000-07:002009-08-04T18:08:37.511-07:00los mismo a mitad del añoDe nada sirve vivir tanto si se comenten los mismos errores. Creo que he caído en todos y cada uno de mis viejos equívocos y manías. La posibilidad de no encontrarme en este mundo, me aterra. ¿Por qué no nació mi alma prendada de otro idioma? Canetti se pregunta con frecuencia esto refiriéndose al inglés. ¿Qué hay detrás de mis miedos, mis carencias, mis faltas? Perderla se ha convertido en una fobia increíble; pero y si me atrevo, si me atrevo a olvidarla ¿para qué? ¿Para demostrar que soy infinitamente problemático? ¿Qué soy artero y conflictivo? Entonces, si soy de esa forma tan animal y absurda ¿qué tengo yo sino aire disuelto, grumos de pasta venidos a menos, sonidos sordos? Al parecer para ella no tiene peso el pasado y para mí es tan, tan pesado. Ella dice que es darle demasiada importancia. ¿De verdad la tiene? Soy paranoico. Siempre lo he sido. Sin embargo, aquí hay algo más que eso ¿por qué no me convenzo de que no es así, de que todo está bien, que hay detrás de todo este preguntar por ese antiguo hombre que no figura en esta historia más que cuando ella lo menciona? Ella me dijo: me desgasta esta discusión. A mí me desgasta que ella, un día cualquiera lo traiga a colación y todo se colapse. Creo, que al final, no estoy convencido de que ella está conmigo y me duele.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-639009075194033732009-02-05T16:46:00.001-08:002009-02-05T16:49:16.547-08:00Instrucciones-manual para olvidar a una mujer traidora<div align="justify"><strong><span style="font-size:130%;">(remix Abraham Ángel)<br />(intento de olvido G.C.)</span></strong></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Es necesario estar desnudo ante un espejo con los ojos en plan marítimo<br /><br />a) Una hoja de roble sobre el costado izquierdo<br />b) Con los dientes apretados<br />c) El aullar lejano de alguna máquina<br />d) La noche y la lluvia en la ventana como un cromo<br />e) (pensar en Lucien Freud)<br /><br />Vendrán los recuerdos; vendrán las rabias; su velo de campos perfumados; vendrán aquellos dolores y el recuerdo de él, del otro (desconocido) que la toca y pacta (“nos veremos los sábados”, por ejemplo) y la besa mientras uno duerme un plácido sueño lejos de ella (otro estado)<br /><br />a) Una copa rota y un vino de caja<br />b) Una habitación sucia<br />c) Moho<br />d) Cigarros en el cenicero repleto<br />e) Cabellos enredados con el polvo<br />f) Una pila de películas sobre el televisor encendido<br />g) Compras por televisión<br />h) La sonrisa de los presentadores<br />i) Media noche<br />j) Dos de la mañana<br />k) Una película que hará dormir<br />l) La luz del televisor conjugando su manía en el rostro<br /><br /><br /><br />Llegará en un abrazo la pérdida (un veneno). Entonces, esto es necesario,<br /><br />1. Se unta el vino en la garganta<br />2. se untan los cigarros bajo los ojos y el humo se huele hasta la asfixia<br />3. Se camina por el departamento, cuatro de la mañana, cinco, de aquí para allá<br />4. Se unta el moho en el pecho, se tose<br />5. Se sostiene la cabeza con la mano<br />6. Se extrae de los ojos el agua de mar que ha llegado con la lluvia<br />7. (Se piensa en Francis Bacon)<br /><br />Entonces el departamento se encoge. El estómago se empala y la cabeza duele parecida al zumbar de insectos.<br /><br />a) La computadora encendida<br />b) Algunos párrafos<br />c) La música suena<br />d) El frío marcha y se queman las naves<br />e) Un grito<br />f) El cuerpo de flácidos conejos<br />g) Pensar en un barco que se va, abandonándonos<br />h) Otro grito<br />i) (pensar en Egon Schielle)<br /><br />Aparece el sol y el ruido de los autos (nuevas aves). El lugar se presta en leste y silencio. Llega de nuevo aquel pacto, él y ella, el sueño lejano y la sonrisa tarada. Llega de nuevo aquella envidia vestida de heno y el olor de aquellos abrazos que no dio, ni dará. El sonido de la puerta, los pasos de los otros sobre el techo. El estómago que es tocador de luciérnagas. Vuelve el aleteo que trae el mareo del ignoto, el pobre, el tonto, el engaño, el lerdo, el sodomita, el rastrero, el que no existe, el que no habla, el que no tiene entre las muelas aquel gen. Vuelve la mordida bajo la lengua, su sonrisa y un débil te quiero o te amo en medio de un hotel clandestino; y con ello regresa el corazón que estalla y los futuros ingenuos. Regresa cada palabra de la despedida y el serpentario de que se enreda (esos dientes de ramas)<br /><br />1. Se unta la garganta con el vino<br />2. Se decide no ir a trabajar<br />3. Se decide no ir a trabajar jamás<br />4. Se decide no verla nunca<br />5. Se decide cambiar de rumbo<br />6. Se decide comenzar de nuevo<br />7. Se decide explorar otros mares<br />8. Se decide olvidar<br /><br />Luego amanece y no hay vino y se toma agua, lo que sea. Llenar ese hueco, llenarlo con humo o con vino o cigarro o hiedra o calidra o manzanas. Se hunden las manos en los cabellos y los ojos afiebrados se simulan con gotas y el baño sin gas aparece y el agua, helada, sale y toca el cuerpo, un trance entre lágrimas y bostezos y caras largas frente a un espejo que es un Antoni Tapiez. El lodo de la loza comparado con su felicidad, con su emoción, con su sonrisa que jamás le podría pertenecer a este cuerpo ya cansado de batallas. El estómago tocador de iguanas.<br /><br />a) Cama revuelta<br />b) Bajo la sábana la orgía de los ácaros<br />c) El televisor encendido<br />d) La luz del sol por la ventana lo contagia todo<br />e) La misma ropa, el mismo olor, el mismo<br />f) El estómago vacío<br />g) El último cigarro<br />h) (pensar en Odd Nerddrum)<br /><br />Afirmar cierta dignidad que no se tiene. Aceptar que es el orgullo el que palpita. Aceptar que se ha perdido el rumbo. Llegar plenamente a la conclusión de que somos menos que almejas, hierbas o tierra, que para la otra persona, para ella, somos menos que un rumor, que un cohete lanzado en la fiesta de Santiago. Aceptar que a sus ojos aparecemos ridículos, Una esfera rota en enero.<br /><br />a) Pero ¿cómo?<br />b) ¿Cómo?<br />c) ¿Cómo aceptar que se ha perdido?<br />d) ¿Cómo aceptar que los planes han salido mal?<br />e) ¿cómo aceptar que otro (él) tiene aquello que ella vibra, que ella sonríe, que ella toma, que ella radiante lo acepta sin preámbulo?<br />f) ¿Cómo aceptar que eso, aquello que sientes por ella lo siente por él y no por ti, borracho y resfriado en tu cuarto mohoso, lapidado de sábanas sucias, repleto de películas sin ver, bañado con el agua helada, sin comer, sin ganas de trabajar, sin solvencia, sin sueños, sin futuro?<br /><br />Reivindicar tu personalidad. La desazón y la nostalgia. No jugar aquel juego. Cambiar un poco de mentalidad (lo que eso signifique) y beber cerveza. No pensar en ella y seguir el largo y agotador camino que iniciaste hace mucho tiempo hacia tu destrucción.</div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-90517341282253339982009-02-02T18:15:00.000-08:002009-02-02T18:16:25.762-08:00TerribleSí, el esperado golpe de ella. Debía ser así. No había muchas posibilidades de nada. Recuerdo esta sensación, este hervir la vísceras, este ocre entre los labios y el miedo a la casa vacía, el temblor de la piel ante la casa oscura y solitaria al final de la calle. Las lágrimas al filo de las pestañas decoradas por el temblor de la noche. Esos besos no dados y los huesos que se desmorronan en un autismo de grava y pájaros. Creer. Me han dicho que nunca creo, que nunca propongo, que nunca nada. Había dejado de pensar lo peor, de ser un amargo, de creer que la vida es una gran mierda; lo había hecho equivocadamente. No tengo por qué ponerme así, eso es verdad, mucha personas me valoran por lo que soy ¿por qué a ella le cuesta tanto trabajo? Es verdad que no soy el hombre para ella, es verdad que mejor me largo y centro todo lo que tengo que dar en mis proyectos. Ya no pretendo compartir nada. No quiero. Una vez más regreso al ostracismo. Una vez más lucharé por mí, para mí. Me largo con el corazón hecho mierda una noche de febrero. Sin hombros con los que pueda llorar. Sin armas. Me siento terrible.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-46272330242697386672009-01-09T18:27:00.000-08:002009-01-09T19:56:26.560-08:00todo el olor del mundoCansado. me duele la espalda. quiero beber. el miércoles bebí mientras escribía. tomé vino tinto. escribí mucho, toda la noche. el día llegó con su frío. No cerré los ojos hasta las siete de la mañana (lo celebré delicadamente). la novela ha tomado su camino, su propio camino, eso es bueno, me preocupaba que no lo hiciera, pero lo hizo. Aparente calma. No he podido dormir. leo hasta fulminarme. Gabriela se hace presente una vez más y lo inunda todo. Me han invitado a leer a Bellas artes, me dio mucho gusto, de seguro fue Chimal el que dio mi correo. Ahora mando correos a editoriales y bandas para que estén en el programa. He pensado mucho. Hace dos días que no me baño. No tendo gas. Soñé que mi cuerpo se llenaba de un lunar negro inmenso, lleno de granos. Me asusté. siento que poco a poco voy perdiendo control sobre mi cuerpo. Creo que esa es la enfermedad, perder el control sobre el cuerpo. No saber que dentro de uno florece una civilización de parásitos y bacterias y de repente sentir que uno no controla un brazo, el crecimiento desmedido del hígado, el temblor del párpado. Cada vez como peor. Sólo una vez al día. De alguna manera me preparo para la sequía (unque no trato de pensar en ello). gabriela escribió algo demoledor en su blog. Nunca pensé que ella sintiera eso, eso que yo he siento durante tanto tiempo. Ella ha sido esa referencia exacta que ha impedido que caiga. Conocerla fue un impuslo violento por no caer, por no dejarme al arrojo de caos. Ella es una tangente dirigida, sabe donde está y a dónde va, eso me fascina, verla caminar hacia lo que pretende y quiere. Al verla recuerdo lo que sentí cuando de niño miré por primera vez un rinoceronte (hermoso mineral mecánico); nunca olvidaré con que maravilla lo vi caminar. Aún tengo el brillo de su piel y su tamaño en los bordes de la lengua; ahí conservo esas complicadas relaciones de la memoria. Así veo a Gabriela, con esa maravilla, con el alterado rumor del encanto, del miedo. cuando la veo no puedo esconder una sonrisa. Siento que mi vida cambiará ejemplarmente. Mi cuerpo ya no resiste demasiado. A veces recuerdo mi vida y siento que he vivido tanto, he dicho tantas palabras, he conocido a tanta gente, tantas ciudades, tanta casas, baños públicos, tantas botellas de cerveza, tantos vasos, tantos asientos de autobús, tantos callejones y pasos perdidos. he tenido tantos sueños, tantos anhelos, tantas novelas truncas, tantos amargos momentos, me he reído tantas veces. Creo que Gabriela es lo último hermoso que he de conocer, un premio a una vida alterada y esquiva. Me voy a beber, leve, quiero ver el amancer satinadamente sobrio.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-55007690285873273032009-01-01T15:56:00.000-08:002009-01-01T16:06:12.936-08:00el retorno fúnebre de los lejanos<div align="justify">Primer texto del año. sólo silencio. ya es hora de largarme a ensayar. El fin de semana bebí como un cerdo y me gustó, me gustó verme tirado en la calle, en la pila esperando el bus mientras un desconocido trataba de despertarme porque estar ahí era peligroso. Me gustó verme arrojado en los orinales de los burdeles, con la bragueta abierta, mientras intentaba escribir un mensaje impreciso a cualquier parte. Entonces este año se ha ido a la mierda como siempre se ha ido todo. el alcohol ha reinado por siempre estas ruinas y ha hecho de ellas su única y precisa estampa. Las mujeres me miran por la calle y hacen su mueca de asco. Les sonrió. No tienen nada que ver con la caída. Ahora estoy solo. Laiza está bien. Me ve con esos ojos enormes que parpadean entre las hierba. Ilumina. Hemos hablado, todo está bien, lejanos, pero certeros. No queremos dañarnos. Lo intentamos. la vida sigue su cauce normal. El desenfreno que surgue entre las bestias y me desproporciona. ahora tengo sueño. Mi hermano se ha fugado del centro de rehadaptación. está en casa contaminándolo todo. Hay personas a las que no quiero ver este año, que se han vuelto indeseables para mí. Tengo esa nueva sensación. La tarde es la espalda de Gabriela, fría y sin radas, escarcha de antiguas navidades. </div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-13153906144549248552008-10-22T18:31:00.001-07:002008-10-22T18:34:43.765-07:00La fiebre y la cicuta<div align="justify">Se fue el fin de semana como se van las moscas tras la mierda. La palabra maravilla no termina de gustarme, pero sé que he quedado maravillado. Deslumbrado entre las capas de luz que su cuerpo puede segregar como una fruta. Y sí, el fin de semana pasó como pasan los ojos de los oficinistas por las tetas de las secretarías (honestamente y veloces como una bala). Gabriela apareció de nuevo y la tierra se abrió (al menos la tierra de mis manos y mi cuerpo y mi cabeza regordeta) y el tiempo (esa mancha sin sentido) desplegó las medias sobre el buró para dejar entrar el miedo y el deseo y la inconformidad de este mundo infecto.<br /></div><div align="justify"> </div><div align="justify">Sentí entonces que ya no figuraba entre nosotros aquel espacio en blanco que nos separa y nos mantiene alejados y de espaldas (Magritte se ha quedado corto). Me equivoqué. La distancia continua ante nosotros, es un escalpelo de hierba que nos impide, que nos separa.<br /></div><div align="justify">A veces lloro sin querer. La imposibilidad, el dolor de no poder. La agonía que se repite, una oración atribuida al desasosiego. Ella se aleja con saña, con cierta inevitable malevolencia. No sé cuanto soportaré, cuando podrá soportar mi cuerpo aquellas yagas. En realidad, las ventanas del mundo se me cierras como gargantas inflamadas. Nunca pensé que fuera tan difícil, tan turbio.<br /></div><div align="justify"> </div><div align="justify">El fin de semana se largó como se largan las putas beliceñas en un hotel junto a la playa. Pasó tan rápido que apenas una espina se clavó en la pierna, en algún lugar del brazo, en cualquier parte. Gabriela, que se inunda y se desborda en una lejana bahía a la cual nunca llegaría con vida, cerró los ojos bajo una luna carnívora, a mitad de los muebles del mundo, cual daga, cual guillotina, cual arma sanguinaria, cual toxina entre las uñas y los párpados. </div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-34603144321934951102008-10-07T18:50:00.001-07:002008-10-07T18:50:48.755-07:00Fin de semana<div align="left">El fin de semana fue turbio y octasílabo. Fuera de tiempo en este tiempo que lucha desesperadamente por pertenecer, por permanecer aquí, sin perderse. Un bypass, un paro cardiaco o una instancia fuera del calendario cívico. No existió la realidad, las 24 horas comunes, el tiempo que se desliza como un lagarto. Hubo, en cambio, una torva animal que recorría los segundos que no eran, las trampas que no eran. Arriba de una flor que no existía en realidad, se suponía sobre el vapor del alcohol y el fuego del cigarro (esa brisa). No supe (como nunca sé) el contrapunto en el que se movió la melodía, su acelerado paso, su girar hacia la nada en un hueco que más parecía Mr. Hole de Berkowitz. Surgió de repente como anhelo y fue una revolución tal, un impacto tal, que me recordó la vez que me rompieron el brazo en una pelea en la secundaria, una pelea que yo no inicié y me tocó. La recuerdo. Así fue el deslumbramiento, así fue la llegada de ese tifón de fuego que ahora reposa estancando en mis labios, en mis brazos, en mi cuerpo de torpe topo turbio. Y entonces nadie puede negarme esa noche. Ni mi madre que fue a mi casa la mañana del lunes 6 de octubre después de meses sin verla y me dijo que no tomara, que no cagara mi vida así, que no me dejara caer como antes, que no me desvaneciera en ese tul que en mi vida ya ha estado raído. Le dije que sí para tranquilizarla y en cierto momento me convencí de ello. Traté de vender mi usb por dos pesos en un lugar de Calix, completamente ebrio, completamente sucio; sólo quería regresar a casa, que es, por mucho, el fin del camino y dormir, que es, al fin, el reposo del deseoso. Esa mañana no hablé solo como la mañana de octubre de 2007 cuando hablaba solo camino a casa mientras recordaba a no sé quién. Es ganancia.<br />Pero ese fin de semana fue revelador, terriblemente revelador (ver una Furia). Gabriela se plató como una profecía aterradora, como el anuncio de mi muerte, el augurio de que estoy entregado a consumirme, a largarme de mi cuerpo, a perderme. No tengo miedo. La veía luminosa dentro de una cueva pestilente, sucia, cercana al sismo que regurgita, al pájaro mecánico de Elizondo, al nervio de los árboles (las manecillas de las estrellas y su vómito). Yo sé que terminaré desahuciado, con otro brazo roto, con las uñas trizas; aún así no importa. Al menos, sobre todas las noches y todas las eras y todos los castigos (que supongo nunca vendrán) esa noche fue mi noche, escribimos esa noche, lo hicimos con letra palmer en la hoja en blanco del futuro.<br />Ahora por momentos me duele la cabeza, me sudan las manos y dejé el trabajo del redalyc para trabajar en la novela. Aún recuerdo esa cercanía que abría los mundos. </div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-37702700160162398392008-10-03T16:12:00.000-07:002008-10-03T16:20:07.799-07:00Olor 1Gabriela huele al respiro de la menta, al pasto domeñado en madrugada; huele al calor del único beso que me dio mi padre antes de perderse para siempre; huele a la canela que surge en la cocina de noche, ya en pijama; a cobijas nuevas, a radiantes explosiones del pasto, a hierba trasparente un día de campo frente al sol; huele a lo que huelen las nubes y el humo de la tierra, a volcán, a mariposa y vuelo, huele a ropero, a madera seca, a un torvo mirar, huele a ese olor que dejan los cerezos cuando caen. Huele a niebla, a sonrisa, a abrazo entre las lágrimas. Gabriela huele a la espuma del Caspio, a envoltura de cacao, a paquete de pimienta, a bote de helado, a zapato nuevo, a tarta de frambuesa sobre una mesa de barro; huele al fin del mundo, a la explosión del arcoris, a tabaco mordido por la oruga, huele al movimiento de los enamorados, huele a relámpago, a promesa, a un poema de Lezama, a baile entre ciegos, a los vertederos de sangre de Mictlan, a curado de fresa. Gabriela entonces, huele al polvo que cubre las vitrolas, a las telarañas que reposan en los cuadros de San Jorge, a los pasos de las hormigas que dormitan, al requiebro de los faunos, al zumbido de la guillotina que cae, al alarido de los tormentosos, al éter y al topo, entre la centuria y el siglo, huele al tiempo que sucede de repente, a la estela que presume de cometa, huele a todos los sueños que he soñado, huele todas las casas que he vivido, Gabriela huele a la humedad de los abrigos de mi abuela, a su trenza casi cana y su olor a pergamino. Gabriela huele al aleteo de las aves que transmigran, al reposo de los gatos que pernoctan. Huele al olor de los párpados cuando se cierran, muertos de sueño, hartos de soportar tanta fatiga.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-83906250694774275092008-09-26T18:08:00.000-07:002008-09-26T18:11:19.101-07:00fin de entre encantoHay en la tarde cierto veneno que ciega. Las manos apenas se mueven sobre las teclas y el trabajo parece una serpiente que tuerce el mundo. Hay algunas mujeres que merecen ser vistas, como Gabriela; un informe del mundo completo, desde el techo del césped hasta el mueble amarillo del espacio.<br /><br />No tengo muchas ganas de estar aquí, en la oficina compartida que parece una célula madre o una espora. Escucho a los Appalachian Terror Unit. Rafael los fue a ver a Querétaro el miércoles. Me sentí muy mal al no poder ir. Esa sensación de que mi mundo se reduce a mi trabajo. De cualquier manera fui con Gabriela a tomar cervezas. Hace mucho tiempo que no me sentía tan complacido, de buen humor. Fue algo completamente increíble. Ella es fabulosa (esa palabra ingenua). La miraba con la boca abierta, completamente, completamente alelado. Borroso. Quería estar con ella toda la vida.<br /><br />(Gabriela como un azor atravesando el requiebro del humo…Gabriela avispada entre las flores parecida al absurdo del papel y el tósigo…) <br /><br />No sé qué me pasa. Tengo que ensayar, quiero ensayar. Al menos ya estoy más tranquilo. Quiero fumarme un cigarro. Ahora me trata con una indiferencia abismal. Creo que la entiendo, la otra vez que salimos con otros amigos sentí su lejanía… creo que estoy enfermo…me siento como un acosador. Hablando de una mujer como si la conociera…espero que no lea esto ¿o lo publico para que lo lea?<br /><br />Hay momentos en los que me desconozco.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-74916745761999973732008-09-25T15:00:00.000-07:002008-09-25T15:14:10.577-07:00Afantasmado atípicohay algo mal en mí; algo que no funciona, un mecanismo platinado que se ha chorreado. voy a destiempo, estoy agobiado, urgente. ¿Qué es lo que quiero? ¿Que es lo que mi cuerpo quiere? Tengo muchas cosas en que pensar, muchos resuellos que contar, que decir. mi cabeza ocupada en estupideces. aún así me lleva el diablo, me carcome una impaciencia no identificada, una amenaza turgente. Sólo tiemblo y el estómago da giros increíbles como acomodándose para aventarse a la nada. recuerdo el miedo de niño. el miedo a moverme, a patear, el miedo a la gente que me infectaba la lengua, el odio que nació del miedo, el odio contra todo, contra las mujeres a las que tanto trabajo me costaba hablar, a los demás, un odio terrible a los demás, a los que tenían novia, a los que jugaban mejor que yo, a los que se reían en las fiestas con tipas sonrojadas por el alcohol, latentes como flores de carne, aputables y comibles como el riñón de un cerdo. odié tanto y a tantos, le tuve miedo a tantas y a tantos que ahora hacer una lista ocuparía un importante cantidad de hojas. miedo invisiible, miedo a que mi cara pareciera una botija, a que mi voz fuera el grito de un simio, miedo, miedo, toda mi vida ha estado bautizada con miedo, con asco y miedo: mi estómago perforado sin sentido. los nervios de punta parecidos a alacranes en los huevos, mierda, mil veces mierda, mierda, mierda, mierda, me estoy muriendo de un viejo y conocido enemigo, me ha recordado, después de tantos años que soy un inepto, un ingenuo, un patético niño desnudo a mitad de la calle. cómo quisiera levantarme ahora, ir con gabriela y decirle todo, todo... tomarla... parece que mi cabeza va a reventar en un arcoiris de esperma viejo y frutas secas. Gabriela se ha convertido en un fantasma que me tortura las veinticuatro horas; un veneno que con sus espinas desbarata el sueño. estoy nervioso como la primera vez que besé a una tipa. tan nervioso como entonces; pero ahora no tengo tipa y no estoy a punto de dar un beso, no. Ahora estoy así por rutina, por asco. quiero calmarme un poco, un leve aroma a tierra mojada acaba de entrar por la ventana. Siento que esta vez no saldré. Me hundo inevitablemente. No sé que pasa.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-34799542608783847132008-09-17T17:05:00.000-07:002008-09-17T17:31:53.614-07:00hoy amanece la ciudad más conmovidaHoy ha revivido la ciudad, ha pasado del letargo a la actividad intestinal. Tengo calor y frío. Dicen que comienzan los frentes fríos. Es mejor, siempre lo he dicho. Hoy escribí algunas líneas, no quiero decirlo, pero escribí ciertas ideas que me rondaban por la cabeza desde hace tiempo. De la novela voy bien, no encuentro el interés, eso es verdad, pero creo que es una novela que le falta el rigor de la casualidad, quitarle el bozal del orden. No encuentro la tensión, pero creo que ahí radica su fuerza, en su linealidad. Ahora pasan cosas, pero son cosas que no avanzan, que se quedan ahí y ya, no generan, no dicen más nada, sólo es el paso definitivo y sólido de un acontecimiento sin fututo. No hay nada memorable, digamos, no hay nada que sea digno de conservarse en la memoria. No hay Macondos, por fin, no hay mariposas, mujeres desnudas… la novela pasa y ya, eso me gusta y hasta a mí me entra el tedio, ese tedio que quiero representar, pero sin pesadez, un tedio que entra en la piel detalladamente y que sin saberlo ni sentirlo se expande para morirse en algún lugar del cuerpo.<br /><br />Ayer en la noche me sentí más relajado. Hoy el trabajo es animal. Apenas estoy saliendo de él. Ayer estaba estresado. Parece que habito un cuerpo rentado, luego, sin quererlo, me disparo y salgo de él, lo abandono impunemente y sólo se queda ahí mi cara estúpida, con mis ojos estúpidos, sin sentido. Un cuerpo de gato muerto a la deriva, el ojo de alguien avisando la debacle del mosto. Quiero irme ya. Siempre quiero irme.<br /><br />¿He dicho que vi cómo pintaban un toro mecánico?<br /><br />Sigo enamorado de Gabriela, eso creo yo. Quiero creerlo, me hace falta, hoy hablé con ella tres segundos, me miró un poco y nada más. Fue suficiente. Es el estúpido síntoma del patetismo y la soledad. Cada vez engordo más, irremediablemente.<br /><br />hoy me comí unos nachos con queso y nada más, ni siquiera he tomado agua, creo que iré por una al oxxo, aquí ni venden. Ayer escribí con lai una obra de teatro para sus alumnos. No quedó tan mal dadas las circunstancias. Me divertí. caí rendido.<br /><br />despertar y llevar a Santiago. Tenía diarrea. Odio eso. tengo audífonos nuevos.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-73635367337985073322008-09-16T17:43:00.000-07:002008-09-16T17:57:22.869-07:0016 septiembre en la oficina que huele la casa de mi abuelaAntes de la lobotomía. Ahora no siento gran cosa. He tenido un ejercicio espiritual increíble: nada. Tengo 28 años y nunca antes me había sentido así. Cuando estoy con Laiza pienso en otra cosa, en el trabajo, muchas veces. En las mujeres del trabajo, para ser más exacto. No es gran cosa. Siempre he peleado por no sentir ningún afecto gastado. Siempre mantenerme al margen de lo establecido, ¿por qué? No sé, en realidad siempre creí que haría algo sorprendente en esta vida. Estaba equivocado. Nací para ser un perdedor. Digo, un perdedor real, no un perdedor de aquellos que no tienen dinero o no triunfan en su vida de competencia. No. Un perdedor de aquellos que han caminado por la vida con los brazos abajo; aquellos que han tenido las oportunidades y se han quedado en el umbral y se contentan con decir: ¡qué de cosas pude haber hecho! Esos perdedores que niegan, después de una batalla profunda, el grito infame de la fama y se esconden tras grilletes y pretextos (que para algunos son objetos de igual raíz) y siempre están en la posibilidad. Desde ahí, sin duda, me muevo con miedo y sin confianza, pero me muevo, irremediablemente me muevo.<br /> Trabajo en radio y luego no sé qué decir en el micrófono. Sé que algunos me matarían por estar en el lugar en donde yo estoy, lo sé, pero bueno, yo siempre he querido estar en otro lugar (aunque este no me desagrada) y no lo estoy. Digo, todos se joden en esta ciudad y en todas. Por lo pronto me siento alejado y creo que mi relación con Laiza sirve de catalizador (esa palabra tan de taller mecánico) para el mundo. A veces pienso en una mujer que me gusta. La pienso mucho o de vez en cuando. Trabaja en el radio, del otro lado de las oficinas. Digamos que es una gran locutora que se mueve en el mundo como el polen flota por el aire. Así de versátil es, de viva (una serpiente de polvo). Me gusta. Pienso de más en ella, pero no puedo permitirme pensar en ella, ni mucho menos. Ya no tengo derecho, no tengo derecho a querer a otra persona. Me tortura, de verdad me tortura siquiera pensar en escribirle algo. No, simplemente no. Es un tormento pero le veo la cara en todos lados. Apenas me habla, lo sé, apenas sabe que existo y de pronto ya estoy cayendo en el juego que siempre negué jugar ¿me doy cuenta? A ella no le importa y a mí, irremediablemente me carcome lso dedos y las uñas y los ojos y mi vida que poco a poco se va por el caño parecida a la sangre de un cadáver abandonado en la tina del baño.<br />Entonces Gabriela se parece ahí y clava su mirada, que apenas me observa y termina con mi vida y con mi tranquilidad, ese perfume que siempre quise conservar en la solapa. Sí, yo amo a Laiza, me divierto, pero… pero Gabriela erigida por el olor de otro canto y otro mundo en mi ridícula fisonomía de adúltero. <br /><br />¿Por qué creo menos en las cosas?alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-36690047452847388942008-08-25T20:15:00.000-07:002008-08-25T20:16:25.721-07:00viernes, viernesTengo unas ganas terribles de beber cerveza. Reírme, emborracharme ligeramente, un beso de seda, se llama una bebida, supongo. Salir de aquí, abrazar la carcoma del alcohol, tenerlo en las manos en forma de una cerveza reveladora, que me inunde con su orgasmo de lúpulo. Me estoy volviendo viejo, que figuras tan horrendas. Siento el fervor del alcohol, la podredumbre de algo que se acaba y otro algo que comienza inconmensurable, sin sentido aparente, un hervor de vísceras. Hoy comieron chamorros de cerdo en la oficina. Ver comer a los demás, un hueso repleto de carne putrefacta, no me agradó para nada. El banquete caníbal pude nombrarlo pero no lo hice. Afuera hace un frío delicioso, como un trago de garañona (quiero una botella de garañona) La ilusión de poseer algo para siempre. Le dije a Cecilia que nada dura para siempre. Que Verónica ya se va, me dijo, no le creí, no sé, simplemente no le creí. Quedamos de ir a verla, el sábado quizá. No sé si deba ir. Creo que nada es para siempre. Cierta mágica bebida entre nosotros se acabó, ahora me queda la resaca de la vergüenza y el aroma apenas perceptible de la distancia. La estimo mucho, eso sí o eso creo, no pretendo ser hipócrita, ni engañarme. Al parecer una fuerza enigmática nos desprendió aterradoramente sin siquiera preveerlo. Así deber ser, supongo otra vez, la grandes despedidas, las dramáticas despedidas de Calvino o de Sabato o de Benedetti. El dolor fantasma en las costillas y el costado, siempre el estómago conjurando sospechas innecesarias.<br /> Hoy abrá un concierto de música electrónica. A estas alturas no me importaría ir y beber.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-76079562775805853842008-08-21T17:33:00.000-07:002008-08-21T17:37:27.080-07:00dos manos, dos chelas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKna4hyicjaAJwEGfHhorH-wdW0WT7O4KbIvvJuUFXcQWreTkpwwgNydhi6Ee9A0a5a_83RNGx3XKEoHq0tLMrOMoLp5g7zokeNbqnSGWfZU46VY3dMq_v3gcRzVOcF0D1-MA6FTqAxGMk/s1600-h/basurero+133.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5237134228524668082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKna4hyicjaAJwEGfHhorH-wdW0WT7O4KbIvvJuUFXcQWreTkpwwgNydhi6Ee9A0a5a_83RNGx3XKEoHq0tLMrOMoLp5g7zokeNbqnSGWfZU46VY3dMq_v3gcRzVOcF0D1-MA6FTqAxGMk/s400/basurero+133.jpg" border="0" /></a><br /><div>Con Condenada y Bruce Violet en Tultitlán, chida la banda</div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-51035947561079277352008-08-21T17:28:00.000-07:002008-08-21T17:32:36.767-07:00RegresoHe cambiado de trabajo. Me agrada, estoy más tranquilo. Tengo cierta angustia. No importa. Ayer en la noche vi a dos adolescentes besándose en Isidro Fabela y Gómez Farías. No sentí nada, quizá un poco de gusto. Eran delgados, tenían quince, catorce años. Mientras pasaban los autos ellos se besaban. No era una metáfora del amor, no sé, no mi importa. Era deseo, lo vi, lo vi alrededor de ellos. Hace mucho tiempo que no siento eso. La vieja serpiente agónica. ¿Qué hace falta? ¿Volver? Ahora platico mientras entro a la cabina, trato de escribir, pero platicamos, nos reímos un poco. Tengo que ir con Rafael para ver lo del Keyser. Me siento cansado, mucho. Parece que hoy no importa nada gran cosa. Sigo soñando con mi pierna mutilada, siento su ausencia, el cosquilleo de su ausencia y la sangre. La ansiedad de morderme los dedos. Ya entregué la tesis, me dio gusto, pero ahora tengo otras preocupaciones. No quiero hablar de ello. Escribir guiones, muchos. Por lo menos escribo todo el día. ¿He regresado?alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-35849981425496263922008-07-04T13:45:00.000-07:002008-07-04T13:49:14.343-07:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQWPSdCwKvXzYWLdzeWherCMEfe_BZqUOojkIDHq5HRO95_WaRYPmxBAT8QEX-wKGbTGPQ-NJbYwJTk4zeC9bWEnK2qY4bI0LdcPLoeh2GGetTvWE5ne_PWciW6WuRQyeJojUI6ntXCxwC/s1600-h/so,+jess+y+otra+morra.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5219263372866997938" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQWPSdCwKvXzYWLdzeWherCMEfe_BZqUOojkIDHq5HRO95_WaRYPmxBAT8QEX-wKGbTGPQ-NJbYwJTk4zeC9bWEnK2qY4bI0LdcPLoeh2GGetTvWE5ne_PWciW6WuRQyeJojUI6ntXCxwC/s400/so,+jess+y+otra+morra.jpg" border="0" /></a> Un bello, bellísimo recuerdo de la última tocada en Acapulco. Jess y yo. <div></div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-291932440686234172008-07-04T12:43:00.000-07:002008-07-04T12:55:37.704-07:00Las bromas de siempre<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR_A9uaXVQU8N6WYsFFusZQss1BOxEWmCa0ui-IxAXfGW_Hf2_6zlT4ZME3NqmzUCRgJFn5SLDaZL5XW6r67DkIFZ3Eg0YqGsVWGS8NNTHLM9hCPHL4U3puNr8a74zagtE9DL787he-CK5/s1600-h/dinovalls83.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5219249883766358258" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR_A9uaXVQU8N6WYsFFusZQss1BOxEWmCa0ui-IxAXfGW_Hf2_6zlT4ZME3NqmzUCRgJFn5SLDaZL5XW6r67DkIFZ3Eg0YqGsVWGS8NNTHLM9hCPHL4U3puNr8a74zagtE9DL787he-CK5/s320/dinovalls83.jpg" border="0" /></a><br /><div>Me han dicho que cuento los mismos chistes y que cada día estoy más gordo. Tengo problemas, uno tras otro con la posesión del dinero, a veces pienso que hay gente que me desea ver muerto, o mal, creo que disfrutaría más mirando como me voy a pique, desolado y destruido. Ahora no nos han pagado otra vez, se indignan y se jalan los cabellos de vergüenza pero aún así no hay dinero. Tengo veinte pesos en la bolsa y nada, nada más. He contado los mismos chiste toda mi vida, pero a veces creo que todos lo hacemos, nos repetimos infinidad de veces en los otros y en nosotros mismos. Hoy por ejemplo le dije lo mismo que siempre le digo a Laiza en la mañana: mutante, y ella me ha dicho algo distinto, que nunca antes había dicho, pero lo he olvidado, como siempre olvido esas novedades y regreso y me resumo a lo de siempre, que se ha convertido, con el tiempo, en la única música dulce para mis oídos. Aún así, creo que hay gente en esta ciudad (y en otras ciudades) que sería muy feliz si estuviera muerto o fuera un alcohólico o un vagabundo. Presiento ese odio en sus miradas y en sus preguntas y lo desafortunados que son cuando les digo que estoy bien y que me divierto y que sigo mi vida como siempre, un poco distinta pero como siempre. Ellos son los que veo, pero los hay también que ya no los frecuento e imagino que se relamen las manos cuando fracaso, cuando no logro nada, cuando pierdo, cuando me atoro (escucho su carcajada furiosa en las paredes). Estoy hambriento y triste. Al menos el cuarto en la casa nueva está mejor, porque tengo casa nueva, he podido escribir y el novela parece que arranca el vuelo desmedido; aún así creo que no puedo escribir de otra forma más que ésta y es absurdo que me fuerce a ser otro, a pensar como otro, a decirle a la voz que me habla que cambie de ritmo y de tono. No sé, creo que no es posible. Miguel, el baterista de Keyser se va a ir a Chiapas y nos va a dejar colgados con muchas tocadas. Me afecta regularmente porque tocar para mí ya no es un juego adolescente de testosterona; es como un virus que ha afectado todo mi organismo, es necesario y vital para mí ensayar y tocar, es una necesidad. Al final, parece, nos vamos a quedar los que iniciamos desde hace muchos años las bandas. El mundo y sus millones de giroscopios.<br />Una vez más he sido engañado por los burócratas. Una vez más engañado, como siempre. Estoy escuchando a Tragedy, banda de bandotas, una verdadera chulada. Ayer ensayamos, el miguel por fin no se va, se que da con la banda, eso me puso de buenas aunque estaba que me llevaba el diablo. Siento una gran carga en los hombros, como si cargara un lagarto enorme. Por fin, algo de respiro y quiero tomar unos tragos, divertirme, no quiero seguir la fiesta hasta mañana, no quiero, mi cuerpo está cada vez peor, ayer me tomé unos mezcales y amanecí con una terrible diarrea y una cruda brutal y sólo me tomé como cuatro cubas leves, no sé, el alcohol ya no me quiere en sus dominios, parece que les estoy cayendo mal a todos los de antes, a todo lo de antaño. Cambiar de régimen, cambiar de forma, cambiar, no importa, no me importa, ahora sólo me interesa escribir y tocar, santiago y laiza, no tengo grandes metas, no tengo aquel avispón envenenado de la trascendencia, me lo han quitado las crudas y la rutina. </div><br /><div>Espero estar un poco contento, bajo la lluvia de esta tarde. Beber un poco y quizá, conocer a una mujer mayor y enamorarnos.</div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-71582991783457118462008-06-13T16:29:00.000-07:002008-06-13T16:34:46.981-07:00Tv Medusa<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9g7TQZguamBjH5CimB6U1HWemD3SeFbRH2T9kMJ3293g7Viz5pQ9JpWrxAd9E5eadnIa2LZBpam4UiHgahlQXDGuDSq2Mr4yurI6l574sU0X2W5X3oO0S5as-D2rQFdTjo-bzO2X_a2mY/s1600-h/adanhernandeznocheoscura.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5211513442186799458" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9g7TQZguamBjH5CimB6U1HWemD3SeFbRH2T9kMJ3293g7Viz5pQ9JpWrxAd9E5eadnIa2LZBpam4UiHgahlQXDGuDSq2Mr4yurI6l574sU0X2W5X3oO0S5as-D2rQFdTjo-bzO2X_a2mY/s320/adanhernandeznocheoscura.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="color:#000000;"><span style="color:#ffff66;">Azul Schtroumpfs</span><br /></span><br /><span style="font-size:85%;">En las pálidas tardesyerran nubes tranquilasen el azul; en las ardientes manosse posan las cabezas pensativas.<br /></span><a name="autumnal"></a><span style="font-size:85%;">Autumnal, Rubén Darío, en Azul</span><br /><br />Azul como el golpe que mi padre le dio a mi hermano en pleno rostro una mañana de agosto de 1989, mientras reñían. Azul como los primeros intentos que tuvo el asma en mi cuerpo las noches de verano en donde yo era un costal sin freno y sin aire escarbando entre las esporas del oxígeno. Azul como las venas de las manos de Vanesa que luchaban contra mi fuerza mientras bailaban en la sala de su casa evitando que la tocara, que la besara, que la siguiera deseando. Azul como las pequeñas bragas de Clara que cayeron al suelo esa tarde de enero de 1997 para dejarme ver, por primera vez, la desnudez y la dicha de lo terrible. Azul como el cielo de junio que ocupó mi padre para llevar a su amante a la casa y gritarle a mi madre que era fea y torpe. Azul como aquellos calzones que él llevaba puestos cuando en medio de la noche me despertaron los gritos de mi madre en su habitación y él la golpeaba con fuerza y rabia. Azul como los moretones que se le hicieron en las piernas y en los costados. Azul como el cuello de mi amigo el Ocio que pendía de su cinturón y su árbol una madrugada del 2007 frente a su casa, frente a vacío de la muerte. Azul como las tardes del domingo que vagaba por las calles de la ciudad entregado a una rabia infinita de flores y humo. Azul como los ojos de mi hermano después de una brutal pelea contra los federales una noche de abril cuando veníamos abrazados por el alcohol y la hermandad y el miedo estaba lejos quizá en Vietnam o en Medellín. Azul como la luz que vi afuera de la secundaria doce en una pelea multitudinaria. Azul como un resplandor o un fósforo que se prendió dentro mi cabeza aglutinante y maléfico y que me llevó a percibir el frío y el metálico aroma de la sangre. Azul como el traje de mi amigo Raúl Campos Beltrán que murió una noche en una carretera negra y cruel al sur del estado. Azul como las corbatas que usaba y la camisa que en su funeral los encargados del velorio plancharon y perfumaron en pleno día. Azul como el cuerpo de mi primer hijo abortado y enterrado bajo los geranios del jardín de mi madre un 19 de octubre de 1999, cuando no teníamos ganas de quedarnos quietos y teníamos miedo de perder algo que perdimos años después, con calma y sin darnos cuenta. Azul como las uñas de la mano que encontramos detrás de mi casa entre un sostén y unas bragas manchadas de sangre, entre la mierda. Azul como la cara de Pierre Culliford aquel 24 de diciembre de 1992 cuando su corazón se cansó de maquilar hazañas y Les Schtroumpfs. Azul como un libro. Azul como un ave que parece en algún paraíso que no es aquí y que nunca es en ningún lado. Azul como el cielo de San Luis Potosí, 38 grados a la sombra padeciendo una cruda demandante y soberbia. Azul como el tatuaje que rodea la espalda de Laiza como si fuera un mantram vistoso y florido. Azul como la nostalgia de la antigua ciudad, del antiguo cine Morelos o el cine Rex o el cine Florida. Azul como el polvo que se desprendió cuando demolieron la casa de Enrique Carniado y dejaron una placa que inaugura un estacionamiento tierroso y seco como la historia de esta ciudad. Azul como los botes de lágrimas que juntaba Esther Martínez, mi abuela, a lado de su cama para recordar la muerte de mi abuelo. Azul como el odio que mi abuela materna le tiene al mundo entre las espinas de su bipolaridad, su descontrol, su rabia, su constante indignación. Azul como los abrazos que de vez en cuando me daba mi madre antes de dormir, después de que mi padre blandiera su cinturón en nuestras corvas. Azul eternamente azul hasta el hartazgo.<br /><br />Les Schtroumpfs (Los Pitufos), creados por el caricaturista belga Peyo (Pierre Culliford) en 1958. La serie animada, producida por Hanna- Barbera, invadió la tv mexicana de 1983 a 1994</div><div align="justify"> </div><div align="justify">(el cuadro es un de un pintor chicano llamado Adán Hernández)</div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-50739886728956849062008-06-04T19:25:00.000-07:002008-06-04T19:29:10.725-07:00Fui a la playa a buscar algo perdido en Matamoros<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijf57S3_9PVaeXwut6KNnM70W1tDrod4gm4dgeCDd0WSE91PS1gASDOYpu1sO5s9jYvo7SRyG28oZO_1ZRjJNtLWETdXweXJWbv41lqgSYkspEBRyWTeWpmJcMZKwdndr0wAhNvaWaBGym/s1600-h/giramatamoros.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5208218549459154274" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijf57S3_9PVaeXwut6KNnM70W1tDrod4gm4dgeCDd0WSE91PS1gASDOYpu1sO5s9jYvo7SRyG28oZO_1ZRjJNtLWETdXweXJWbv41lqgSYkspEBRyWTeWpmJcMZKwdndr0wAhNvaWaBGym/s320/giramatamoros.jpg" border="0" /></a><br /><div>El resultado de la espora, en estos días de lluvia y frío. Regresamos de Matamoros completamente desvastados, catorce horas de camino en un camper, como no nacidos aquí, como cometiendo un delito. Apenas nos alcanzó el cuerpo para llegar, para regresarnos. Apenas nos alcanzó el aliento y la carne comida por los insectos y el calor cuarentagradoscentígradoscomouninfierno.<br /> La ciudad se presentó como todas la ciudades, simple como un escupitajo en la cara, un golpe a la mitad de la mandíbula. Lisa como una tabla de piedra en medio de un sofoco, una gota de sudor que escurre por el pavimento y los cuerpos de los perros nauseabundos aventados e inflados al final del camino.<br />Todo se pudre en matamoros: el agua, los ojos, la ropa, el cabello. Apenas se puede comer, el calor lo desgasta todo y lo consume parecido a un fárrago de mierda, porque el cuerpo en el calor es un fárrago de mierda o abono o pestilencia o algo.<br /> Bebí desesperadamente el sábado en la madrugada. El sol me despertó a las tres de la tarde en un sillón sacado a la calle por una mano piadosa, seguramente. No recuerdo gran cosa, sólo a los Pixies sonando fuertemente en un auto azul y una plática que iba de the Cure a Sonic Youth y el primer disco de Metallica. Bebimos cerveza hasta que se consumió entre nuestras manos y nuestro sudor de madrugada a treinta y ocho grados. La madrugada perfecta en medio del azufre.<br /> Extrañamente no hice amigos, sólo sombras que estuvieron junto a mí en una charla infinita que terminó en una brutal despedida, sin abrazos, sin direcciones, sin buenos deseos. De ellos no tengo nada, ni ellos de mí, acaso recordarán, si es que lo hicieron, una fiesta más de las millones o centenas. Mientras tanto yo recuerdo el calor y algunos nombres sin apellidos que revolotean en el trópico de la resaca.<br /> La playa de matamoros parece sucia en medio de todas las playas del mundo y parece vieja y triste, apenas adornada por una sonrisa que es la gente de trajes de colores que juega entre las olas delgadas de la tarde. Quisimos regresar a esa playa porque nos gusta ver el mar y su broquel irremediable en el labio del cielo. Quise regresar —esto nadie lo supo— porque la última gran foto de los amigos fue en esa playa, con el Ocio vivo, hace más de siete años, todos jóvenes, todos ebrios, todos felices después de tres días de música, alcohol y fiesta interminable. Quise regresar por esa foto, por ese instante que ya no estaba, lo sabía, pero aún así quise estar ahí para encontrar entre las ruinas de la arena un poco de esos tiempos más amables y risueños.<br /> El calor lo esconde todo tras su manto estrellado y famélico. </div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-57606593430183339012008-05-29T17:31:00.000-07:002008-05-29T17:43:01.866-07:00Ayer...<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSYiM3hUyK-KJA4HVnB9m2cQKalo6EA9TkFeNiyiNZDbcRP3RyPoGqGNSmwH-IDGUjTqED8JxQZP2FNg2H2-Iol-XE5G4qWN4a_k2npMNArnnhGIQYzYwYDzU7SCAFz2KUtvHBRas6SVgk/s1600-h/jakedinoschapman.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5205964670260962626" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSYiM3hUyK-KJA4HVnB9m2cQKalo6EA9TkFeNiyiNZDbcRP3RyPoGqGNSmwH-IDGUjTqED8JxQZP2FNg2H2-Iol-XE5G4qWN4a_k2npMNArnnhGIQYzYwYDzU7SCAFz2KUtvHBRas6SVgk/s320/jakedinoschapman.jpg" border="0" /></a><br /><div>Ayer cumplí veintiocho años. Nada pasó. El día transcurrió con su misma eterna melodía. Yo que siempre estuve convencido de hacer cosas grandes, cosas heroicas; que siempre me imaginé en terrenos desconocidos, en lugares lejanos, en aventuras únicas y exuberantes; yo que por las noches tomaba la libreta de dibujo y entre líneas y falsos bosquejos trazaba la grandeza de un héroe nunca vencido, llegué a los veintiocho años sin viajes, sin carromatos, sin novedades, sin retorno.<br />Trabajé en la oficina todo el día. Me senté frente a la pantalla y después de escuchar algunas canciones corregí una interminable letanía de estupideces económicas. No me levanté de la silla ni salí a comer, ni salí a la calle. No vi la tarde, ni la noche. Quise permanecer en el estado de gracia de los monumentos y los locos. No tenía ninguna pretensión. No fue el juego del misántropo, fue más bien una carencia de sensibilidad, una desfachatez de la arrogancia convertida, por el tiempo y la mugre, en una imposibilidad, en una discapacidad. Me alejé del mundo por inercia, como se mueven los crustáceos en medio del mar templado. Quedarme recluido en el rincón de mi oficina no respondió a nada, sólo a la casualidad.<br />No quise recordar gran cosa. Las preocupaciones del dinero me ha absorbido por completo: la renta, la escuela, la comida, el gas. Las grandes batallas que planeaba se han reducido a lo inmediato, lo cotidiano como una feroz navaja en la garganta y el cerebro. He caído en la trampa de lo cotidiano, en el empalago de la rutina. El fervor se ha ido con los años, con cada uno de los años.<br />Entonces me habló Cecilia y me dijo felicidades, lo que sea que eso signifique. No es grato felicitar a alguien por el correr del tiempo; no es grato felicitar a un montón de células que se desmorona cada día. Esto no es una postura decadente o desesperanzada, es la visión más vital que existe: quejarse de envejecer en lo más vital que existe. La desesperanza sería, en todo caso, celebrar la vida hasta el hartazgo, pues en el festejo exótico está el himno a la muerte. Por eso me quedé callado cuando Cecilia me felicitó y Laiza me despertó con un beso y una película de Alex de la Iglesia que ya había visto (pero no le dije).<br />Siouxi nació el mismo día que yo. Fuera de ella no conozco a nadie más que haya nacido el veintisiete de mayo. Hay mucha gente, lo sé. Por ejemplo, un amigo de mi hermano nació el mismo día que yo. Pero no conozco ningún escritor que haya nacido ese día. Laiza nació el mismo día que Amparo Dávila; Santiago el mismo día que Harold Pinter; Roberto nació el mismo día que Focault, Alejandro cuando nació Wittgensttein, hasta mi ex novia nació el día en que quemaron viva a Juan de Arco. Es como si el veintisiete de mayo fuera un hoyo en el calendario. Hasta en los diarios brincan ese día. Pizarnik no escribe nada el 27 de mayo; Jules Renard, tampoco. Es un hueco.<br />Siempre le ha tenido miedo a tantas cosas. Siempre me he escudado en la vergüenza y en la culpa. De aquí para allá, traidor, mentiroso y mitómano, hasta ladrón he sido. Arrodillado siempre, cabizbajo; en la postura idiota del artista trivial y ególatra. Aún así conservo la mitad de la vida y la mitad de esperanza (aunque no sepa bien a bien en qué confío); conservo también el reposo de los viejos y buenos amigos, el odio de algunos enemigos y el gusto de la cerveza fría, unos cigarros, la música, la literatura y una buena charla. No sé que signifique todo esto, pero estoy tranquilo. Para bien o para mal, estoy aquí.</div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-87238155129661550912008-05-27T16:51:00.000-07:002008-05-27T17:07:36.556-07:00hoy en mi cumpleañosHoy cumplo 28 años. Es martes y es la primera vez que la paso trabajando, sin alcohol. llevaba una racha endemoniada, nunca estaba en <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_0">Toluca</span>, nunca la pasaba en casa, siempre estaba fuera. No sé que pasa. Quiero beber hasta perder el control, pero mañana tengo que trabajar. Soy patético. Algo le pasa a la tarde que no fluye. algo le pasa al mundo. El <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_1">Cue</span> me regaló una agenda del la tipografía del fondo de cultura económica . Un <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_2">regalazo</span>. Es una lástima que yo no sepa como actuar ante ese tipo de manifestaciones. Fue un gesto increíble, pero soy torpe, me quedo mirando sin decir nada: sólo gracias. Quería darle un abrazo, pero me contuve, ese miedo al contacto con otro cuerpo. Por ejemplo hoy me abrazó la secretaria. Apenas la toqué. Estaba a punto de asfixiarme de la impresión. Me dijo que la abrazara bien...no pude, <span class="blsp-spelling-corrected" id="SPELLING_ERROR_3">por supuesto</span>. Me sorprendí <span class="blsp-spelling-corrected" id="SPELLING_ERROR_4">limpiándome</span> la mano con el pantalón.<br /> Ahora quiero irme a mi casa y escribir y tomarme una cerveza de un trago. ver como <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_5">anochece</span>. Quedarme dormido. No me emociono, ni nada. Pocos amigos se acordaron de mi cumple. No puedo exigir nada porque rara vez me acuerdo de los suyos. Sin embargo, los más entrañables me hablaron o me escribieron. Con eso basta pasa sentirme un poco seguro. no tan solo...aunque, de qué sirve?<br /> Me siento como un tronco a mitad de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_6">Columbine</span>, un tronco seco y hueco, por donde pasa el viento frío y se confunde con una serpiente <span class="blsp-spelling-corrected" id="SPELLING_ERROR_7">igual</span> de fría. Siento un hueco en la cara, en el estómago, en las piernas, un hueco que no llega a ninguna parte, ni siente nada.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-88764532523804778202008-05-22T16:22:00.000-07:002008-05-22T16:31:06.907-07:00Keyser en el defectuoso<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhowdUZu2cMjYo2KFELc9HAV0OpIoTFiPAp5xOBppNycrnh6iXiOkxieo2kNYWx0i4nKDs7WK2TbAOWsmQ0ST9w9ZdnsHFQRiRPE2UVqSfz8nHHJqN7zUgz491y8LPpKDnAJIDGyq7gsFAl/s1600-h/keyser_7drinks15.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhowdUZu2cMjYo2KFELc9HAV0OpIoTFiPAp5xOBppNycrnh6iXiOkxieo2kNYWx0i4nKDs7WK2TbAOWsmQ0ST9w9ZdnsHFQRiRPE2UVqSfz8nHHJqN7zUgz491y8LPpKDnAJIDGyq7gsFAl/s320/keyser_7drinks15.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5203348557187700530" border="0" /></a><br />Keyser en el Ollin Nahuil o algo así, una casa ocupa en el distrito federal, ahí por Chapultepé. Bueno, aquí estamos en Reforma, en unos cráneos que algunos tipos pintaron, unos chidos, unos gachos. Mostramos, of course, nuestro perfil pugilístico.alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-68128638535227387952008-05-22T16:05:00.000-07:002008-05-22T16:12:30.173-07:00<p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman"; color: red;" lang="ES-MX">Tv medusa<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><span style="font-size: 24pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX">El segundo infarto del señor González<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">Te anuncias como la sed.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">Alejandra Pizarnik<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";"><o:p> </o:p></span></p><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><o:p></o:p></span><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX">Cuando en el 2006 sufrió su segundo infarto, muchos de los que estábamos esperando que la señorita del Oxxo nos diera el cartón de caguamas sentimos un ruido en el pecho, como una angina o un durazno que se germinaba en el fondo de nuestro plexo solar.</span> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Mal presagio, mala señal, mal agüero, lo que hubiera sido, casi dejamos caer las cervezas en el piso extremadamente higiénico de la tienda. Me dio un vagido, dijo uno (no recuerdo quien) y otro se agarró la cabeza con la mano en donde tenía los cigarrillos, como si fueran una torunda repleta de alcohol y como si pudiera curar algo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Por la tarde en las noticias escuchamos que había sufrido un infarto y que estaba hospitalizado en terapia intensiva y que como un héroe de la tv nacional, les había dicho a sus hijos que siguieran con el programa, o sea: “el show debe continuar”. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Nos alarmamos entre trago y trago y uno de nosotros se atrevió a decir: “un toque en su memoria” y otros, lo que fuman dijeron que simón, que esa la única manera de tributarlo y la palabra (“tributarlo”) se escuchó como un plato roto, como un disfraz de <i style="">bondage</i>, como un cadáver.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Nos dio un ataque de risa y la tarde, parecida a un ciempiés, se multiplicó en la mirada de todos nosotros que apenas hablábamos y llevábamos la cerveza a la boca como un vino tinto que no se tiene ni se antoja. Platicamos de otras cosas, platicamos de círculos, porque el alcohol es un círculo infinito, de encuentros y miradas de reojo, por el filo de la pestaña. Y hablamos de él. Poco, se lo merecía, al final, en medio de dos días de borrachera, de dos días sin salir a la calle, sin comer suficiente, con los ojos rojos como un atardecer en Aculco. Hablamos de él como se habla de un perro viejo, de un abrigo mohíno, de un abuelo o de unos zapatos rotos. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Un tatuaje en la frente desnuda, habría dicho uno medio en risa, en medio de los pedos hediondos que ya caminaban por la mesa y las sillas, en medio del cansancio. Y entonces lo fatal: recordamos. Nadie dijo nada, pero nadie quería llegar a ese punto, en esa tarde, con esas cervezas trepadas en las gargantas como hongos primaverales. El fracaso de la evasión (pensé). Nos atrevimos a recordar. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>“Mi madre me decía…”, dijo uno entre los humos del séptimo toque. Y los ojos cerrados, unos conteníamos el llanto porque hablar de él era un presagio de lágrimas, porque hablar de él era hablar de nuestra infancia, de nuestros padres, de nuestra ignominia y nuestra soledad en medio de los salones del colegio en los que abundaba el desprecio y la rabia y la soledad y el destino (bestia viva). <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Y recordamos y hablamos de él, tejimos alrededor de él la historia de nuestra vida, la necesidad de beber, teorizamos, reflexionamos, agitamos la manos y dijimos más de una vez: “¡no mames!” o “¡no seas mamón!” y nos tragamos las lágrimas cuando tocaba hablar de papá o mamá o de la vieja que nos dejó porque nunca comprendió la manera más libre de vivir, la nuestra, nosotros que siempre hacíamos que lo queríamos. Y luego nos abrazamos en medio de la dicha de tener corazón y sentirlo palpitar en medio de la noche que ya despuntaba en su colorido brote.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><span style=""> </span>Y su voz aguda parecida a un bisturí sin filo nos abrió el vientre con su risa cancerígena y nos produjo el dolor de cabeza, el rumor de la muerte y la sorna de lo único que teníamos muerto o moribundo: la infancia que se echaba a perder entre el ajenjo que alguien destapó para amargarnos a todos.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><span style="font-size: 13pt; font-family: "Times New Roman";" lang="ES-MX">Ricardo González “Cepillín” (1946-)<span style=""> </span><span style=""> </span><span style=""> </span><o:p></o:p></span></p>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6264584616437186141.post-21908989755192375862008-05-15T17:20:00.000-07:002008-05-15T17:30:55.419-07:00Tvmedusa<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvUXXSdEH657pR6p7pB6njlkjMc5aSChe7Y4LB1aPamATjWvNysazWdZqHhH8oA0U-sJEXFipNiZwTJGEn-kVcVOCxcT9HPgJ5s94VdHcmB_7CRq3lm7j0UPCvS_41ba832S6NbIn_EWDe/s1600-h/valls054.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5200766463926878738" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvUXXSdEH657pR6p7pB6njlkjMc5aSChe7Y4LB1aPamATjWvNysazWdZqHhH8oA0U-sJEXFipNiZwTJGEn-kVcVOCxcT9HPgJ5s94VdHcmB_7CRq3lm7j0UPCvS_41ba832S6NbIn_EWDe/s320/valls054.jpg" border="0" /></a><br /><div align="center">Las venas que arrancan la esfera</div><br /><div align="center"></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">Se engaña y engañándose te engaña</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">sin querer. No ve más que el dolor lento</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">de las cosas. Ignora el movimientode la luz. El ve sólo la montaña.</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">Es su realidad una maraña</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">de símbolos, un puro sentimiento</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">o un sueño donde el sueño es pensamiento,</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">cristal de tiempo que la sangre empaña.</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">Ojo burlado y burlador, tu instante,</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">tu fragmento de certidumbre inerte</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">no ve sino diamante en el diamante.</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">Tú sabes lo que sabes al no verte</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">e ignoras lo que ignora el nigromante,</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:times new roman;font-size:85%;">lo que ignora la vida de la muerte.<br />“La esfera y el río”<br />Pedro Shimose<br /></span><br />Pocos recuerdos apacibles guardo de mi padre. He hecho la cuenta. Quizá cinco, quizá seis: nunca estar en casa; comer siempre en la calle; la pizza… quizá los sábados de juegos mecánicos en el Carmen, quizá los domingos y algunos miércoles en la bombonera (Masharelli, Tuca). No más. Apenas guardo una imagen de él reflejada en nuestro viejo televisor Panasonic con trece botones negros al lado de la pantalla como moscas aplastadas.<br />Mi madre decía que mi padre se hacía chinos. Que iba cada primero de mes a la peluquería de Lucha, allá por Melero y Piña. Que le daba pena que las demás mujeres comentaran lo raro de ese hombre que religiosamente se hacía los rulos. Recuerdo que se dejaba el bigote en un intento por parecerse a Tom SellecK en Magnum (eso en la primera etapa, luego pretendió parecerse Steven Segal en Nico). El bigote como una referencia clave (quiero acordarme y cierto asco al describir a mi padre me atrapa las manos. Cierto asco parecido al repudio del sexo), varado en su labio como una manda terrible (un animal que lo devora).<br />Mi madre me dijo que jugaba fútbol en el Cruz Azul, en las fuerzas básicas, que tenía futuro, que quería dejar la ingeniería para dedicarse a jugar, jugar, ese presagio, era su vida. Nací. “En el medio tiempo”, solía decir, sin darle oportunidad de seguir en el campo. Imagino la frustración. Nunca me importó mucho. Entonces recuerdo los sábados en la mañana en el jardín municipal, él con el balón, entrenándome, diciéndome que yo debería jugar fútbol, que lo traía en la sangre.<br />Lo intenté en la primaria. Sacrifiqué las tardes (Mask, G.I. Joe, Rambo, Brave Star) y entré al equipo. Nos entrenaba un tipo de treinta años, siempre con pants, con la cara roja y caída, (que después supe era provocada por el alcohol). Su cara nunca me dio confianza, aún el recuerdo de su boca y sus ojos lo tengo entre los ojos. Jugué dos partidos: uno en el campo del Seguro Social. Torpe, torpísimo. Mi padre fue a verme. Se enojó mucho. Es duro ver a un hijo fracasar. No me habló en mucho tiempo y nunca más fue a verme. Seguí entrenando, quería mejorar sin muchas ganas. Siguiente partido en la deportiva, campo 4. Evidentemente era banca. Miraba los árboles escuetos de entonces, jugaba con la tierra, veía a lo lejos, sin perder de vista nada: el vuelo de alguna hoja, la frialdad del aire. Me llama y me dice que es mi hora de jugar. Tiemblo. El campo de juego es una boca desdentada pero salvaje. Entro al campo sin ganas, sin remedio, agobiado. El resultado fue fatal: provoqué tres penales por tocar el balón con la mano y anoté dos autogoles. Jugué media hora y el entrenador (aquella bestia alcohólica) me sacó entre gritos y salivazos.<br />Mazinger Z en la cabeza, Koji Kabuto en la cabeza, los viejos partidos de mi padre, los viejos concejos de mi padre, sus rizos falsos, su mostacho como nicho de santo, sus ojos. En todo pensé para cubrirme de los salivazos del equipo, de los golpes, de las groserías, de las patadas. Me escondí en la armadura de Mazinger Z, lejos, muy lejos, frente al rosado monte Fuji. Si mi padre hubiera ido seguramente estaría con los niños que me golpeaban y torturaban ante la mirada vengadora del entrenador (barril dentado).<br />Cuando se fue de la casa le pregunté que por qué nos dejaba, y entre una sonrisa (debajo del bigote-bala), dijo: “porque no juegan fútbol”. Entonces cuando veo el fútbol pretendo acordarme de su cara, esbozarla, verlo dibujado frente al televisor, como si su imagen de tanto permanecer frente al vidrio, se hubiera marcado para siempre. Y le cambio de canal y veo jugar al Toluca y me desespero y me asusto y me acuerdo de los chinos de mi padre y una vez más, comienzo a hacer la cuenta de las cosas buenas. No todo pudo ser tan malo. Lo sé. </div>alonso guzmánhttp://www.blogger.com/profile/07886022357313615157noreply@blogger.com1