viernes, 4 de julio de 2008

Las bromas de siempre


Me han dicho que cuento los mismos chistes y que cada día estoy más gordo. Tengo problemas, uno tras otro con la posesión del dinero, a veces pienso que hay gente que me desea ver muerto, o mal, creo que disfrutaría más mirando como me voy a pique, desolado y destruido. Ahora no nos han pagado otra vez, se indignan y se jalan los cabellos de vergüenza pero aún así no hay dinero. Tengo veinte pesos en la bolsa y nada, nada más. He contado los mismos chiste toda mi vida, pero a veces creo que todos lo hacemos, nos repetimos infinidad de veces en los otros y en nosotros mismos. Hoy por ejemplo le dije lo mismo que siempre le digo a Laiza en la mañana: mutante, y ella me ha dicho algo distinto, que nunca antes había dicho, pero lo he olvidado, como siempre olvido esas novedades y regreso y me resumo a lo de siempre, que se ha convertido, con el tiempo, en la única música dulce para mis oídos. Aún así, creo que hay gente en esta ciudad (y en otras ciudades) que sería muy feliz si estuviera muerto o fuera un alcohólico o un vagabundo. Presiento ese odio en sus miradas y en sus preguntas y lo desafortunados que son cuando les digo que estoy bien y que me divierto y que sigo mi vida como siempre, un poco distinta pero como siempre. Ellos son los que veo, pero los hay también que ya no los frecuento e imagino que se relamen las manos cuando fracaso, cuando no logro nada, cuando pierdo, cuando me atoro (escucho su carcajada furiosa en las paredes). Estoy hambriento y triste. Al menos el cuarto en la casa nueva está mejor, porque tengo casa nueva, he podido escribir y el novela parece que arranca el vuelo desmedido; aún así creo que no puedo escribir de otra forma más que ésta y es absurdo que me fuerce a ser otro, a pensar como otro, a decirle a la voz que me habla que cambie de ritmo y de tono. No sé, creo que no es posible. Miguel, el baterista de Keyser se va a ir a Chiapas y nos va a dejar colgados con muchas tocadas. Me afecta regularmente porque tocar para mí ya no es un juego adolescente de testosterona; es como un virus que ha afectado todo mi organismo, es necesario y vital para mí ensayar y tocar, es una necesidad. Al final, parece, nos vamos a quedar los que iniciamos desde hace muchos años las bandas. El mundo y sus millones de giroscopios.
Una vez más he sido engañado por los burócratas. Una vez más engañado, como siempre. Estoy escuchando a Tragedy, banda de bandotas, una verdadera chulada. Ayer ensayamos, el miguel por fin no se va, se que da con la banda, eso me puso de buenas aunque estaba que me llevaba el diablo. Siento una gran carga en los hombros, como si cargara un lagarto enorme. Por fin, algo de respiro y quiero tomar unos tragos, divertirme, no quiero seguir la fiesta hasta mañana, no quiero, mi cuerpo está cada vez peor, ayer me tomé unos mezcales y amanecí con una terrible diarrea y una cruda brutal y sólo me tomé como cuatro cubas leves, no sé, el alcohol ya no me quiere en sus dominios, parece que les estoy cayendo mal a todos los de antes, a todo lo de antaño. Cambiar de régimen, cambiar de forma, cambiar, no importa, no me importa, ahora sólo me interesa escribir y tocar, santiago y laiza, no tengo grandes metas, no tengo aquel avispón envenenado de la trascendencia, me lo han quitado las crudas y la rutina.

Espero estar un poco contento, bajo la lluvia de esta tarde. Beber un poco y quizá, conocer a una mujer mayor y enamorarnos.

1 comentario:

Christian Hernández dijo...

Hola Alonso


Por fin encontré tu blog (alguien lo dejó en los "favoritos" en una máquina del CTE) :P

Los burócratas, una mierda, como siempre... me da gusto saber que la novela avanza... :)

Espero que estés bien, ya te agregué a los links de mi blog...


Saludos! :)