jueves, 17 de abril de 2008

Reescribo un libro para niños. Tengo acidez. Tremendas ganas de tomar una cerveza. sueño infinito. ganas de estar solo. ganas de dormir. ganas de fumar y beber hasta quedarme dormido en un sillón, en una cama de agua, en la calle. no pensar en mañana, en el trabajo, en la cruda y el esfuerzo del trabajo (los ojos que se cierran, la cabeza que da vueltas). Salir y no pensar en nada. En mis problemas, en los problemas del otro. Sólo beber una cerveza y un cigarro; quizá ver la tarde, la lluvia que cae como en un cuento de Lezama. Un poco de suerte para oler a la ciudad húmeda, su cabello de cables y hierbas. Mojarme los tenis, la camisola, saludar al dependiente del bar, saludarlo son conocerlo. palmearle la espalda. Sonreír. Tengo una tremendas ganas de sonreír. No pensar en el tiempo que pasa; no imaginar a la oruga, al ave que espantan lo bello del mundo. Sólo sentarme y decir unas cuantas palabras al ritmo del cielo y el manto de la brisa inundada de agua y polimétricos arco iris.
sentir el frío en la cara. la caricia de la espalda de los árboles. el polvo.

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